Salí un rato de mi casa, recordé los años en que deseaba desesperadamente escaparme de ahi y por eso salí a caminar.
Sentí el viento frío en mi rostro, que desordenaba mi cabello recogido y me dije que esos años ya pasaron, que ya no tienen porque dolerme, traté de calmarme y hacerme sentir bien con mis propias palabras, iba hablando conmigo hasta que llegue al internet. No voy a ver a mi madrina porque ya no siento la misma tranquilidad, no voy a ver a mi amiga, porque tendría que fingir una sonrisa, decirle que estoy bien y preguntándole con la misma sonrisa cómo le ha ido, sé que me escucharía si quisiera contarle como me siento, pero ya no hago eso, con nadie, pienso que los aburriría con una historia más, de esas que ya todos escuchan de una adolescente, ahora madre, y si no los aburriera igual prefiero no hacerlo, guardo todo aquello que me duele, y lo exploto conmigo misma, en mi casa, en una cabina privada... donde sea, pero sola, después todo acaba y sigo con mi vida, con la positiva idea de que todo va a pasar, que no tengo porque preocuparme y darle tanta importancia. La inestabilidad y aburrimiento que siento más cada día, ya es parte de mi vida, intenté pero no pude cambiarlo, ya me acostumbré a él, me acostumbre a vivir con esos casuales momentos de angustia y profunda tristeza, que luego se me pasan con algun momento alegre y vuelven cuando menos lo espero, pero que ya me acostumbre a ellos.
Ahora me siento mejor, ya puedo regresar a mi casa tranquila, sonreír, conversar, y hasta hacer una bromita quiza. Hoy no he tomado mi pastilla, aún no me he asegurado, y no he ido a mi cita pre natal, cosas que en esta semana haré, amo a mi bebe y gracias a él sigo aquí, a pesar de todo. Me da una patadita, y yo lo quiero más, se mueve con más fuerza, y me convence de seguir aquí, con él, o ella...
