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Las personas no estan jamás tan cerca de la estupidez como cuando se creen sabias. MOLIERE.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Osea, te quiero mami.

Emocionadísima... mi madrina me llevaría a la playa, lo máximo! Hacer hoyos en la arena, chapar muimui, pelear con los cangrejos... Pero a mamá le pareció que mi antiguo flotador me dejaba sin respiración, y me cambió el día de playa por una noche de yunza, la fregada... con sus bailes con pañuelito y machete de mano en mano...chess.

Ya que no pude divertirme en la playa, traté de hacerlo en aquella fiesta como era costumbre, hacer amigos, pedir propina a los padrinos aprovechando la ebriedad total, o esperar que cayera de su bolsillo en cada pedido de caja de cerveza. De alguna manera se debe compensar la trasnochada que nos hacen pasar.

Mi madre se divertía a mil, le encantaba bailar y cochinear a sus comadres, quise sentarme a su lado, reírme con su risa, siempre escandalosa, cualquier situación junto a ella era el mejor momento, hasta que llegó esa simulación de hombre, con aires de supuesto galán y voz ronca, detestable.

Mamá tuvo la estupenda idea de que bailara con él..."Ve con tu papi, caro..." (en verdad me decía "nena", pero no me gusta)...y dentro mío me rebelaba como una adolescente en sus días incomprendidos..."No me hagas esto mamá, suficiente tengo con verle la cara todos los días a esta farsa, que si realmente fuera mi padre, grítaria al mundo que soy adoptada!"...Pero lo dije tan adentro que nadie me escuchó, piña...Tomé su mano, mostraba una sonrisa que se me hacía difícil de mantener, mientras sentía que bailaba la canción más horrible que había escuchado, que era el lugar más horroroso en el que había estado, y para mi madre era la imagen que siempre había deseado, juraba que, al igual que ella, yo también era feliz.

Pasaban las horas, mamá caía en los efectos del alcohol, y yo caía en un rápido sueño, que fué interrumpido por un debate de ella y la farsa, con manotazos y palabrotas que me quitaban el sueño para regalarme la pesadilla de siempre.

Una comadrita los separó, aquel miserable se largó, mi madre se dormía en la fiesta, y y yo no tenía idea de cómo regresaríamos a casa. La comadrita volvió y a descansar a su casa nos llevó, je.

A punto de dormir en el incómodo sofá de su comadrita, mi madre no se sentía a gusto, se dirige al baño, yo la espero para dormir, en su regreso, parecía haber recibido un golpe, resbaló, se fué de espaldas y de golpe corrí a ayudarla, le insistía para dormir, pero en su tambaleo y terquedad, corría a tomar un taxi.

Ya estábamos por llegar a casa, la vaina era como pagarle la carrera al conductor. Será suerte, milagro, o precaución de madre, en un bolsillo escondido de su saco negro habían unas moneditas, exactamente la cantidad para pagarle al taxista, tuve que lanzárselas porque mamá fugaba a las escaleras para llegar al departamento del 3er piso donde vivíamos mis dos hermanos, mi abuelita y nosotras.

Apoyé su brazo en mi hombro, subimos el primer, segundo escalón, y el tercero donde pise su saco y nos fuimos para atrás, mismo trampolín, quizá no sentí el golpe porque estaba me preocupaba más de que nadie nos viera en esa vergonzosa escena, volvimos a subir, ya sin más problemas...y llegamos, sanas y salvas, bueno, ella no tan sana y yo no tan salva.

Se dejó caer en el sofá y ya no había forma de que se levante, la hice de primeros auxilios, es que cuando uno esta con tragos encima y te cachetea el aire, es penosamente terrible, la abrigué bien y me fuí a descansar, mis hermanos dormían...parecían rocones de playa que no los mueve nadie, y mi abuelita igual, además que no escucha bien.

Asi terminaba una de tantas jaranas a las que iba obligada...

No sé si fuí buena hija, siempre seguí consejos de mi madre, diría sus pequeños tips para cualquier situación. Al parecer era casi perfecto. No entiendo entonces porqué cuento 10 años y no estás aquí, tienes 4 nietos que sé, hubieras querido apachurrar.
Aquellas fotos que acostumbraba ver a diario, son imágenes que solo quiero esconder.

Debes saber que hay días que no soporto a cierta gente de este barrio en que estoy estos últimos tres años, no te imaginas como cuesta sonreír, ser amable y educada cuando ya me cansé de serlo, no quiero ni mirarlos, son una zarta de %&/%$!*^& totales que responden al saludo después de haber sido yo su comidilla en cada reunión de viejas chismosas, gozando mientras yo pedía a la tierra que me tragara.

A pesar de esa irritable situación, tengo a mi hijo, hermoso regalo inmerecido, sé que hubieras querido que fuera niña, pero hay muchos detalles mami, yo no podría vestirla como me vestías a mí, yo no le hubiera hecho esos lindos peinados como me los hacías a mí. Es simple, porque no me gustan las niñas, son engreídas, lloronas y delicadas, mi hijo es lo mejor que me ha pasado despues de tí, y no voy a alejarlo de mí, daré cada paso pensando en él, algo que tú olvidaste al entrar a ese cuarto de donde te ví salir...y ya no eras la misma. Recuerdas?
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