Recuerdo de una estúpida búsqueda.
En la soledad de esta calle, el silencio es mi único oyente, en tu cuarto la almohada acoge tus recuerdos, recuerdos de aquellas calles por las que hoy camino pensante.
Y en silencio yo te llamo, tu me extrañas. Palabras que no son pronunciadas.
Camino preguntándome si volveré a verte, y tú sin saber lo que siento realmente. Lágrimas que las imagino gotas de lluvia, silencio que me hace sentir muda.
Y en el parque yo te extraño, tú lo ignoras. Mi alma nuevamente llora.
Vas cediendo ante el sueño, tus ojos desvanecen mis anhelos. Aún busco una esperanza en mí, esperanza que encuentre el camino hacia ti.
Y en la calle confundida y perdida, tu duermes. Extraño esos momentos que no vuelven.
Absurda idea de encontrarte aquí, la ciudad descansa ahora incluyéndote a tí. El aroma del incienso no será percibido, mi presencia no será tu motivo, no habrá carro alguno que me recoja tu olvido.
Y al paso de las horas, te digo por medio del cielo. ¿Sabías que eres tú, lo que yo más quiero?
En pocas horas ya saldrá el sol, y yo sigo aquí por una tonta razón. No escuche, no sentí respuesta alguna. Decido dar la vuelta y dar final a esta locura.
La fría noche ha congelado mi rostro, no quiso mostrar la realidad de mi soledad. Mientras tú te quedaste en tu sueño, en el que no logré encajar.
Y con mis pasos hacia el carro, mi recorrido doy por terminado, termino todo esto para que descanse en el pasado.
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